La mentira de la recuperación salarial

La batalla cultural para el actual gobierno, en cambio, es lograr convencer a la sociedad de que hay una sola lectura posible de la realidad, y es la que tienen ellos.

Economía15/02/2025TELEDIARIO.COM.ARTELEDIARIO.COM.AR
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La batalla cultural, para quienes pelean por una sociedad mejor y creen que el pueblo es protagonista de esa transformación, es lograr elevar el nivel de conciencia de la población sobre los procesos políticos y sociales, y la comprensión del rol que le cabe a ese colectivo (el pueblo, la población) en alcanzar estadios más avanzados.

La batalla cultural para el actual gobierno, en cambio, es lograr convencer a la sociedad de que hay una sola lectura posible de la realidad, y es la que tienen ellos. Y particularmente, de la realidad económica. Hay muchos episodios que servirían de ejemplo para verificar la distancia entre la realidad económica y el discurso oficial (inflación, deuda, crecimiento, pobreza), en una confrontación que Javier Milei eligió llamar «la batalla cultural».

Pero detengámonos ahora en uno, la evolución salarial, para tratar de dilucidar cómo funciona el mecanismo. 
Este último miércoles el Indec dio a conocer la variación del índice salarial del mes de diciembre de 2024. Mostró un aumento del 3,1 por ciento «en las remuneraciones promedio de los trabajadores formales e informales», dice el informe.

Y el aumento del mismo índice salarial para todo 2024 alcanzó al 145,5 por ciento. El ministerio de Economía, que comanda Luis Toto Caputo, rápidamente tuiteó que» el índice de salarios subió un 3,1%  mientras que la inflación para el mismo mes fue del 2,7%. Con este registro, ya son nueve los meses consecutivos de recuperación salarial».

Pero veamos un detalle no menor del informe del Indec: qué pasó en los salarios de cada subgrupo que componen el índice. «El crecimiento nominal de los sueldos durante diciembre se explicó por los incrementos de 2,8% en el sector privado registrado, de 1,7% en el sector público y de 6,8% en el sector privado no registrado», señala el mismo.

¿Cómo es esto? ¿Los salarios formales en el sector público crecieron un punto menos que la inflación, los formales del sector privado casi a la par de la inflación, y los «no registrados» cómodamente por arriba, 4 puntos más que la inflación?

Este fenómeno antinatural se viene repitiendo en el informe salarial de los últimos meses,  casi coincidiendo con «los nueve meses consecutivos de recuperación salarial» que computa, orgulloso, Toto Caputo. Y no es que el mercado laboral se haya convertido en el paraíso de los trabajadores en negro, en el que la tasa de aumento de su remuneración triplica a la de los registrados privados y cuadruplica la de los registrados estatales, como muestran las estadísticas oficiales.

El primer dato que no explica Economía ni el Indec para «sincerar» el índice, es que el salario informal no es un dato estadístico, porque como su nombre lo indica no está registrado en ningún lado, sino que es una estimación, cuya secuencia se lleva con un retraso de cinco meses.   

Es decir, que mientras los últimos datos de salarios registrados corresponden a diciembre, los de los no registrados son de julio. Con una realidad inflacionaria muy diferente entre un mes y otro.

Como se ve en el gráfico de esta página, cuya publicación le debemos a Martín Barrionuevo (senador provincial en Corrientes, según su cuenta de X), la evolución del salario no registrado (es la línea de abajo) siempre va por debajo del resto y con una tendencia similar a la de los salarios registrados. Es decir, sube con el aumento de los salarios registrados, y baja cuando éstos caen.

Como se observa en el gráfico, el salario en negro tuvo un fuerte repunte en junio y julio de 2024, al igual que los salarios registrados en esos mismos meses. Sacar ese aumento de ahi y mezclarlo con los aumentos mucho más bajos de los salarios registrados en diciembre (por debajo de la inflación) es tergiversar la estadística, mostrando un aumento del salario real en diciembre que no existió. Ni siquiera en las estadísticas oficiales, si se las lee como corresponde.

Veamos, en cambio, a partir del muy buen trabajo que publicó el legislador correntino (¿será su autor, además?), como fue la evolución salarial desde la llegada de Milei.

El gráfico que se adjunta está hecho en función de datos del Indec, pero las curvas muestran como sube o baja el nivel salarial mes a mes en términos reales (descontada la inflación). Las cuatro curvas arrancan de un valor 100 en noviembre de 2019.

En el último mes previo a la llegada de Milei (noviembre de 2023), el salario real de los trabajadores no registrados se ubicaba en 83,9 puntos (habían perdido casi 16 puntos respecto del inicio del gobierno de Alberto Fernández). Los salarios públicos en 94,3 y los privados en 95,3, es decir también perdieron en los cuatro años de A.F. pero menos que los no registrados. Mientras tanto, el salario promedio para trabajadores registrados y no registrados se ubicaba en 95. 

En diciembre (2023), enero y febrero (2024) se produjo la hecatombe del primer ajuste de Milei: shock devaluatorio, shock inflacionario, paralización del Consejo del Salario, etc. El impacto sobre los salarios reales, según lo reflejó el Indec, fue una brutal caída en todas las categorías: no registrados bajó a menos de 68; salario público por debajo de 74, y trabajadores privados en 84.

Es decir, en tres meses de Milei (febrero 2024 vs. noviembre 2023) la caída fue: 

No registrados, de 84 a 68;

Registrados públicos, de 94,3 a 74;

Registrados privados, de 95,3 a 84;

Salarios promedio, de 95 a 80.

Los salarios públicos se llevaron la peor parte, pero todos los segmentos sufrieron una pérdida importante de capacidad adquisitiva en menos de 90 días. 

¿Cómo fue el proceso de recuperación o «rebote»? Como lo muestra el gráfico, después de la brusca caída inicial (las curvas bajan en picada), se inicia un proceso de recuperación persistente (la curva crece en un ángulo de 45 grados), que arranca en marzo pero se plancha a partir de octubre.

Los datos al mes de diciembre, por segmento, muestran que sólo los trabajadores del sector privado registrado lograron recuperar la capacidad adquisitiva de noviembre de 2023, antes de la debacle mileísta (indice salarial en 95,9 contra 95,3 de noviembre de 2023). Los trabajadores del sector público, en cambio, sólo alcanzaron un índice cercano a 80 puntos, unos 6 puntos arriba del piso de febrero ’24, pero aún 14,5 pntos por debajo de noviembre ’23. En el caso de los no registrados, con estimaciones sólo hasta julio ´24, superaban los 72 puntos, todavía a casi 12 puntos de su nivel de noviembre ´23.

Precios y salarios nominales son los componentes del salario real. Los salarios nominales se ajustan con rezago a la inflación, pero cuando el salto inflacionario es muy alto, lo usual es que la recuperación sea parcial. Como se observó en 2024, no llegaron a recuperar plenamente lo perdido en los primeros meses del gobierno de LLA. Aunque Caputo y el Indec digan lo contrario.

Con todo, lo más significativo es que a partir del último diciembre el gobierno le puso un techo a la suba salarial, homologando sólo acuerdos que estén por lo menos un punto por debajo de la inflación, con lo cual se está iniciando un nuevo proceso de deterioro del salario real, más moderado del que le dio inicio a la gestión. 

La baja de la participación salarial en el ingreso es un objetivo no declarado del gobierno. Y lo está logrando, pero contándolo al revés, pretendiendo hacer creer que los salarios le están ganando a la inflación. 

No es magia: es mentira.

MOTOR ECONÓMICO / Por Raúl Dellatorre en Página/12.

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