El RIGI demuestra un complejo de inferioridad libertario que arrastrará al pais convertirse a en una economía colonial

La política económica de Milei apunta a profundizar en la dependencia y exclusión económica del país, con un régimen de incentivos privilegiados que a las grandes inversiones extranjeras a costa de la soberanía y el desarrollo nacional. Una ley que nos lleva a entregar nuestra soberanía económica a la par de la ley en una colonia sin mayores aspiraciones.

Interés General20/05/2024TELEDIARIO.COM.ARTELEDIARIO.COM.AR
Javier Gerardo Milei.
Javier Gerardo Milei.

El Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) presentado por el gobierno de Javier Milei es un proyecto que, de aprobar, podría, conducir a la economía argentina hacia un abismo de dependencia y exclusión, muy lejos del desarrollo sostenible y la inclusión que se necesita. Este plan, que prevé inversiones extranjeras en sectores como la minería, el petróleo y el gas, ofrece un conjunto de beneficios fiscales y cambiarios que, según sus críticos, convertirán al país en un guarida fiscal y en una economía de enclave.

La propuesta ha generado un intenso debate y fuertes críticas, ya que va en contra de las tendencias mundiales de reinado y fortalecimiento de las cadenas de valor nacionales. El RIGI establece un régimen de beneficios para inversiones superiores a los 200 millones de dólares, una reducción de la alícuota del impuesto a las ganancias del 35% al 25%, la amortización de inversiones y cero aranceles para la importación para la de maquinaria.

 El proyecto de ley que sienta las bases para un nuevo colonialismo.

El Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) presentado por el gobierno de Javier Milei es un proyecto que, de aprobar, podría, conducir a la economía argentina hacia un abismo de dependencia y exclusión, muy lejos del desarrollo sostenible y la inclusión que se necesita. Este plan, que prevé inversiones extranjeras en sectores como la minería, el petróleo y el gas, ofrece un conjunto de beneficios fiscales y cambiarios que, según sus críticos, convertirán al país en un guarida fiscal y en una economía de enclave.

La propuesta ha generado un intenso debate y fuertes críticas, ya que va en contra de las tendencias mundiales de reinado y fortalecimiento de las cadenas de valor nacionales. El RIGI establece un régimen de beneficios para inversiones superiores a los 200 millones de dólares, una reducción de la alícuota del impuesto a las ganancias del 35% al 25%, la amortización de inversiones y cero aranceles para la importación para la de maquinaria.

Como explicó el maestro Alfredo Zaiat en su último artículo en Páginas12, el RIGI elimina las retenciones a las exportaciones provenientes de estas inversiones y reduce la obligación de liquidar divisas en el mercado cambiario local hasta llegar a un 0% en el tercer año. Estos beneficios, diseñados para atraer capital extranjero, implican una cesión de soberanía precedentes sin y un modelo de desarrollo que deja a Argentina en una posición vulnerable.

Santiago Liaudat y Gustavo Atencio, en un artículo detallado para APU (Agencia Paco Urondo), advierten sobre los efectos negativos que el RIGI podría tener la balanza sobre la comercial y cambiaria del país. Extracto que se facilitan las importaciones, se exime a los inversionistas que desperten los dólares de exportación, lo que se deteriorará más la aún balanza de pagos de Argentina. Esto, en un contexto donde la economía ya se ha vuelto por la escasez de divisas, tiene consecuencias desastrosas.

La situación se agrava cuando se considera el trasfondo global de las políticas industriales. Países como Estados Unidos, la Unión Europea y China implementan estrategias de reindustrialización y fortalecimiento de sus cadenas de valor. Estas políticas incluyen subsidios y beneficios fiscales a cambio de compromisos de desarrollo local y generación de empleo. En contraste, el RIGI no exige ninguna obligación de cambio de los beneficios otorgados. Ni siquiera se impone un requisito de compre nacional, perpetuando una desconexión entre las inversiones extranjeras y el desarrollo de la industria local.

Por su parte, el economista Daniel Schteingart lideró un estudio que demuestra el potencial de Argentina para duplicar sus exportaciones hacia 2030 con una estrategia de desarrollo nacional y exportadora. El informe "Argentina Productiva 2030" estima que el país podría generar 180 mil millones de dólares adicionales en exportaciones, principalmente desde los sectores de energía, minería, agroindustria y servicios en los hechos en conocimiento. Sin embargo, el RIGI no aprovecha este, potencial sino que lo socavi, al no asegurar que los dólares de exportación ingresen al país y no se impretrae una integración con la economía local.

El gobierno de Milei, en su desesperación por atraer divisas, ha diseñado un régimen que entrega a las grandes corporaciones extranjeras el control sobre los recursos naturales del país, sin garantizar un significativo retorno para la economía argentina. La consultora PxQ, dirigida por Emmanuel Álvarez Agis, que señala el RIGI excluye a los dólares de nuevos financiamientos externos del control de cambios, eliminando como cualquier obligación de esas divisas al Banco Central. Esta, combinada con la naturaleza capital-intensiva de las inversiones, que significa Argentina no se ererga por sus reservas de divisas a mediano plazo, profundizando la crisis del sector externo.

El director ejecutivo de Fundar, Martín Reydó, crítico con el RIGI en el portal Cenital, afirmando que el núcleo del plan es una combinación de privilegios al capital extranjero sin condición a cambio. Según Reydó, el régimen propuesto ata al Estado argentino de tarros y manos durante 30 años, lo que ha recaído en el futuro que busca beneficios más equitativos para el país.

Los economistas del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) también han advertido sobre las similitudes entre el plan de Milei y los principios del Consenso de Washington, que promueven la liberalización y desregulación en el desarrollo industrial y la equidad. En contraste con las políticas industriales actuales de Estados Unidos y Europa, que buscan fortalecer las cadenas de suministro y la producción local, el proyecto de RIGI un modelo que se ha desconvertido en la dependencia de Argentina de las importaciones y exportaciones por corporaciones extranjeras.

El informe de la CECoP de la CECoP que hasta Estados Unidos y la Unión Europea invierten masivamente en reindustrialización y tecnologías limpias, Argentina, bajo el RIGI, se encamina a una especialización en la exportación de recursos naturales sin valor agregado. Esto no solo perpetúa un modelo económico dependiente y vulnerable, sino que también compromete la sustentabilidad fiscal y del sector externo del país.

También podemos sumar las declaraciones de la severa crítica de Roberto Salvarezza sobre el Régimen de Inversiones y Gestión de Inversiones (RIGI), que, según él, abre las puertas a una nueva forma de colonialismo. El RIGI da todas las ventajas para que vengan y se prote todo, abre las puertas coloniales, "apuntar", señalando, que las políticas actuales están diseñadas para facilitar la explotación de recursos sin agregar valor a nivel local. Este enfoque, en su opinión, a condena a Argentina a ser un mero proveedor de insumos para economías más desarrolladas, perpetuando un modelo neocolonial

En definitiva, el RIGI no ofrece una plataforma viable para el desarrollo económico de Argentina. En lugar de promover la industria nacional y mejorar el perfil productivo, consolidar un modelo de dependencia y una exclusión, un poco que se puede obtener a costa del bienestar y la soberanía de la mayoría. El Senado tiene en sus manos la responsabilidad de rechazar este proyecto y buscar alternativas que realmente impulsen el desarrollo integral y sostenible del país.

EN ORSAI.-

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