¿Puede la Inteligencia Artificial identificar al autor de una obra anónima?

Desde manuscritos barrocos hasta pinturas del Renacimiento sin firma, museos y coleccionistas se enfrentan con frecuencia a obras cuya autoría es incierta.

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Una partitura sin firma, un cuadro olvidado en un desván, una escultura sin atribución clara... ¿Puede la inteligencia artificial (IA) resolver estos misterios del arte mejor que los expertos humanos? Lo que parecía ciencia ficción está cada vez más cerca de ser realidad gracias a los avances en aprendizaje automático y análisis de datos.

El enigma de las obras anónimas

Desde manuscritos barrocos hasta pinturas del Renacimiento sin firma, museos y coleccionistas se enfrentan con frecuencia a obras cuya autoría es incierta. Tradicionalmente, la atribución se basaba en el juicio de historiadores del arte, musicólogos o restauradores expertos, quienes analizaban el estilo, los materiales, las técnicas e incluso la procedencia documentada.

Pero estos métodos tienen límites. Las subjetividades, los sesgos o la falta de documentación dificultan o incluso imposibilitan una atribución certera. Aquí es donde entra la inteligencia artificial con su capacidad para detectar patrones invisibles al ojo humano.

IA entrenada para reconocer estilos artísticos

Investigadores de universidades como Stanford, MIT o la Universidad de Utrecht están utilizando redes neuronales profundas para analizar obras pictóricas, musicales y literarias. Estas IAs se entrenan con miles de obras atribuidas a autores conocidos para “aprender” las características estilísticas únicas de cada creador.

Por ejemplo, en el campo de la música, se han desarrollado modelos que reconocen el “ADN compositivo” de autores como Bach, Mozart o Chopin. El algoritmo analiza desde la armonía hasta el ritmo, pasando por la estructura melódica y la modulación tonal. En pintura, herramientas similares estudian pinceladas, esquemas de color, composición y textura para atribuir obras incluso si están dañadas o incompletas.

Casos reales: IA resolviendo misterios del arte

En 2019, un equipo del Rijksmuseum empleó IA para recrear secciones perdidas de La ronda de noche de Rembrandt con asombrosa fidelidad. Más recientemente, en 2023, investigadores italianos utilizaron inteligencia artificial para atribuir una partitura del siglo XVIII —antes considerada anónima— al compositor Giovanni Battista Sammartini con una certeza superior al 90%.

En el ámbito de las artes visuales, un estudio de 2024 identificó como obra de El Greco un lienzo previamente atribuido a un autor menor, gracias a la comparación automatizada de miles de trazos, capas de pintura y datos espectroscópicos.

¿Arte o algoritmo? Las implicaciones filosóficas

El uso de IA para identificar autores plantea preguntas profundas: ¿Puede una máquina entender el arte? ¿Dónde queda la intuición humana frente al cálculo estadístico? Los expertos advierten que, aunque la IA es una herramienta poderosa, no reemplaza el juicio contextual ni la comprensión histórica.

“El algoritmo no tiene sensibilidad estética, pero puede descubrir patrones que el ser humano no percibe. La clave está en la colaboración entre la máquina y el experto”, explica la doctora Inés Barreiro, especialista en análisis computacional de arte en la Universidad Complutense de Madrid.

Un aliado para museos, musicólogos y coleccionistas

Lejos de reemplazar a los expertos, la inteligencia artificial se perfila como un asistente de altísimo nivel. Su uso podría revolucionar la catalogación de colecciones, la autenticación de obras y la investigación histórica.

Imagina una base de datos global donde se comparen en tiempo real millones de obras musicales, pictóricas y literarias. Un sistema así no solo ayudaría a atribuir autorías desconocidas, sino también a detectar falsificaciones o reconstruir piezas incompletas con gran precisión.

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