La mitad de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee: especialistas piden reforzar la alfabetización

Los resultados de la prueba Aprender 2024 muestran que muchos chicos llegan a tercero de primaria sin comprender textos simples. Qué está fallando y por qué el Estado, la escuela y la familia deben trabajar en conjunto.

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Alumnos.
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Más de 200 ONG relanzaron este jueves, por tercer año consecutivo, la Campaña Nacional por la Alfabetización bajo la consigna "Que entiendan lo que lean". La prueba Aprender 2024 arrojó resultados preocupantes: en Argentina, 1 de cada 2 chicos de tercer grado no entiende lo que lee, y 1 de cada 5 chicos de nivel socioeconómico bajo no sabe leer. En total, el 11,6% llega a tercero sin comprender textos simples.

"La expansión de la escolaridad no ha estado bien acompañada por posibilidades de aprendizaje. Tenemos más chicos adentro de la escuela, pero no logramos que todos estén aprendiendo", señaló a C5N la formadora de docentes Viviana Postay, especialista en Gestión Educativa y magíster en Investigación Educativa.
 
"Esto implica que la escuela no está pudiendo garantizar lo más básico, que es que los chicos aprendan a leer y a escribir en el ciclo básico de la escuela primaria. Una alfabetización inicial 'floja' provoca un efecto arrastre que dificulta la comprensión de consignas sencillas en disciplinas como matemática, existiendo un vínculo con fracaso escolar y deserción en el nivel secundario", agregó.

"No estamos hablando de la falta de herramientas o competencias de una habilidad más", coincidió la docente de nivel primario Marina Bertone. "La comprensión lectora afecta de manera transversal la posibilidad de adquirir y desarrollar nuevos conocimientos. El lenguaje escrito es indispensable: leer es 'la' habilidad social", remarcó.

También la pedagoga y especialista en educación Irene Kit señaló que "acceder a la palabra escrita es una habilidad fundamental". "Una persona que no puede hacerlo queda mucho más como consumidor de estos textos y no como una persona crítica, autónoma y que puede trabajar. Sin lectura sistemática ni conocimiento matemático es muy difícil construir pensamiento crítico", subrayó.

Pantallas y falta de libros: qué pasa en casa y en la escuela.

Las especialistas advierten que este es un problema complejo, multicausal y que atraviesa a todos los sectores socioeconómicos, aunque afecta en mayor medida a los chicos de menores ingresos. Para Bertone, es importante no caer en el pesimismo ni en la tentación de buscar responsables.

"Hoy tenemos un mundo atravesado por pantallas, estímulos, rapidez, en donde leer, comprender y escribir son tareas que requieren tiempo y no se dan con la automatización con la que sí ocurren otras cosas del entorno actual. Esa es una causa muy profunda que encadena otras, como la falta de acceso a libros y a la cultura escrita", analizó.

En la misma línea, Kit señaló que "el mundo digital trae inmediatez, pasividad y atención dispersa, y para aprender a leer necesitamos sostener las cosas en el tiempo, mucho compromiso activo y atención enfocada". A esto se suma el tiempo que la escuela le dedica a la alfabetización inicial que, a su entender, es poco.

"Cuando uno analiza el plan de horas semanal que le dan a un maestro para primer o segundo grado, con suerte la enseñanza inicial de la lengua ocupa el 25% del tiempo", sostuvo. Además, "la formación docente inicial ha dedicado poco tiempo a la formación específica de la enseñanza de la palabra escrita".

La escuela y la familia, una coordinación clave

Para Postay, "la escuela sola no puede con todo": si bien los docentes son la clave de un plan de alfabetización exitoso, ya que son "quienes verdaderamente saben qué funciona y qué no", también necesitan "la presencia de sindicatos, ONG y familias". "Es fundamental mantener evaluaciones sistemáticas en tercer grado para ver cómo avanzan estos planes y poder dar 'golpes de timón' si fuese necesario", afirmó.

Por su parte, Kit consideró que esta situación "requiere docentes que tengan una forma específica, requiere recursos, requiere que los libros estén en el aula". "Pero, por otra parte, tengo una postura muy firme en cuanto a que en primer y segundo grado la enseñanza de las lecturas tendría que ocupar un 40% del tiempo, y otro tanto para matemática", aseguró.

"Las familias requieren orientación. Obviamente es ideal que los padres le lean a los hijos, pero resulta muy difícil tener ese tiempo. Las escuelas pueden dar muchas pistas sobre cómo aumentar el vocabulario a través de la conversación; preguntar cada día qué aprendieron a leer y a escribir en la escuela y retomarlo", ejemplificó.

"No tenemos que hacer foco solamente en el sistema educativo. Es un proceso que va más allá", sostuvo Bertone. "Las familias pueden y deben acompañar teniendo momentos de charla, de escucha atenta, de lectura compartida. Muchas veces es difícil encontrar esos espacios, pero hay que hacerlos, son necesarios. No hay que perder la lectura por placer", concluyó.

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