¿Cómo la seguimos después del 24M?

El 24 de marzo que tuvimos fue masivo. Esto fue admitido incluso por diarios oficiales, muchos vinculados al propio gobierno nacional. Y es un dato político importante que haya habido una verdadera multitud, no solo en Plaza de Mayo sino también en Avenida de Mayo, las diagonales, la zona de Congreso y en todo el país.

Esto tiene que ver con el momento político que vive la Argentina, en el cual el gobierno está haciendo agua en muchos frentes. Por otro lado, venimos de una serie de manifestaciones populares importantes, de una especie de renacer de las luchas. Desde el 1° de febrero pasado, después de cierta parálisis popular, hay una tendencia a la lucha en la que se inscribe la marcha de los jubilados.

Hemos tenido el 8 de marzo y este 24 de marzo. Es importante entenderlo en esta dimensión. Ahora tenemos por delante un paro nacional convocado por la CGT que, de acuerdo a la información, incluiría una manifestación el día previo. ¿Cómo reacciona el gobierno? El gobierno reacciona con una provocación. El video que hoy dio a conocer Agustín Laje, un personaje muy vinculado a Milei, es una provocación porque vuelve a insistir, no solo con el latiguillo de que no son 30.000 desaparecidos sino con la idea de que hace falta una especie de memoria completa.

Y cuando hablan de memoria completa reivindican a las supuestas víctimas del terrorismo de izquierda. En general lo que quieren hacer, y este es un punto clave para nosotros, es ocultar la verdadera naturaleza del golpe de Estado que existió en el 76. ¿Cuál era su carácter de clase? ¿Cuál era su programa económico? ¿Cuáles sus objetivos estratégicos?

Esto es importante para nosotros porque la clave consiste en mostrar la línea de continuidad que existió entre el golpe militar del 76 y la actualidad que tenemos ahora con Milei, Bullrich y compañía. Si uno se deja llevar por el relato de Laje, pareciera que el golpe del 76 fue el final de una especie de guerra interna que existía en Argentina, en la que se enfrentaban un terrorismo de izquierda y las Fuerzas Armadas-gobierno.

Un terrorismo que según él no comenzó por la propia dictadura, sino que tuvo antecedentes en la Triple A. También aseveró que el contexto internacional que determinaba esta pelea estaba signado por un choque entre la Unión Soviética, que bancaba el terrorismo de izquierda, y Estados Unidos, representante del mundo occidental que bancaba a la democracia y a los militares. Todo esto es una mentira enorme. Es grave que el gobierno haya ungido a Laje como una especie de historiador oficial del Estado argentino, convirtiendo el 24 de marzo en una oportunidad para divulgar propaganda estatal reaccionaria.

Su contenido es reaccionario porque nunca nombra la palabra trabajadores, nunca nombra a la clase obrera, nunca nombra la palabra capitalistas. Es decir, borra el conflicto de clase que existía en la Argentina, no solamente en la década del 70 sino previamente, en la cual ha habido un golpe de Estado con un propósito estratégico.

La dictadura desarrolló una ofensiva contra los trabajadores en todos los planos, pero valiéndose de una capacidad represiva del Estado mayor a la que tienen habitualmente los gobiernos democráticos. Y en la Argentina el golpe de Estado del 76 fue justamente eso. Hablar de democracia en la década del 70 o antes es un despropósito. Solo Argentina empezó a tener elecciones, digamos, universales, aunque todavía no votaban las mujeres, recién en el año 16 cuando ganó Irigoyen.

Y ya en el 30 se produce un golpe de Estado que dura hasta el triunfo de Perón en el 46. Todas las elecciones que hubo en el medio fueron fraudulentas. Fue la época del fraude patriótico, de la Concordancia y también de proscripciones. Luego hubo un golpe del 55 (la fusiladora) y entre ese año y el 76 un pequeño interregno de gobiernos democráticos.

Durante la mayoría de esos años el peronismo estuvo proscripto. Detrás de la candidatura de Cámpora en 1973 estaba Perón, que luego llegó a ser presidente nuevamente. El peronismo llevó adelante una represión muy fuerte, lo que es ocultado por Laje en su relato. También busca ocultar que quienes impulsaban esta política represiva y estuvieron detrás del golpe de Estado fueron los capitalistas; lo hicieron no para terminar con grupos armados, que en Argentina nunca fueron significativos sino que tenían una capacidad militante determinada y no podían poner en jaque al aparato del Estado (mucho menos en marzo del 76, año en el que estos grupos estaban completamente desarticulados).

Habían sido muy golpeados por la represión del Estado. El único propósito que existía era llevar adelante una ofensiva contra los trabajadores. Y en el relato de Agustín Laje se oculta deliberadamente que los campos de concentración existían incluso dentro de las grandes fábricas, donde desaparecían comisiones internas, delegados de base, activistas antiburocráticos y antipatronales. El terrorismo de Estado se impulsó para imponer el programa de la reforma laboral. La dictadura termina con los convenios colectivos de trabajo, con estatutos especiales, avanza en una privatización general de empresas públicas. Reinó por un tiempo la llamada época de la plata dulce, en la cual la especulación financiera creció muchísimo en Argentina y se dispara la deuda externa.

Cuando uno ve ese programa (privatización de la salud y la educación, la transferencia a las provincias de hospitales y colegios) le tiene que venir a la memoria el programa que el propio Javier Milei colocó como uno de sus objetivos estratégicos el día que asumió. El 1 de marzo de este año, en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, dijo lo que se proponía hacer en estos meses que estamos viviendo, lo cual marca una continuidad de intereses de clase entre el gobierno dictatorial y el actual gobierno.

No solo es un gobierno que reivindica el terrorismo de Estado, que defiende a los genocidas de la dictadura, y negacionista de los 30.000 desaparecidos. Es un gobierno que defiende los intereses de clase de los capitalistas. Esto se pone de manifiesto en el programa que pretende llevar adelante, que es un programa contra los trabajadores que incluye una reforma laboral que quita derechos.

A esto se suma la reforma previsional, la destrucción de la salud y la educación, el endeudamiento colosal, la especulación financiera que conquista la Argentina y da beneficios que no se obtienen en ningún lugar del mundo. Entonces, esa línea de continuidad es lo que explica la masividad. Está muy bien que el 24 de marzo no sea una jornada meramente de memoria.

Comprender lo que pasó sirve para poder enfrentar el presente; justamente se trata de enfrentar el presente, porque el pasado ya no se puede cambiar. Y si se cambian las cosas en el presente el futuro será distinto. Estuvo muy bien que hoy muchísimas fuerzas de izquierda, antiburocráticas e independientes defiendan haber leído en Plaza de Mayo y en diferentes puntos del país un documento diferenciado del que se leyó en el acto llamado oficial de las organizaciones más vinculadas al kirchnerismo.

Muchos decían "bueno en los últimos 25 años marchamos divididos, como ahora está Milei tenemos la obligación de unirnos". Pero la pregunta es la siguiente: en este último tiempo que pasó desde que asumió Milei, ¿actuamos unidos o separados? ¿Cómo actuó el peronismo frente a Milei?

Recién lo decía Juliana al comentar lo que pasó en el Congreso: el peronismo es un cómplice fundamental de Milei en el Congreso. ¿Cómo actuó la CGT que hoy estaba en el acto llamado oficialista? La CGT ha sido un instrumento fundamental para que Milei pueda hacer lo que hizo. Entonces, nosotros, desde un campo de independencia de clase y desde la izquierda, no podemos presentarnos frente al pueblo en un frente indiferenciado con el peronismo y otros sectores. Si lo hacemos proyectamos hacia adelante un frente de colaboración de clases que prepararía la derrota del pueblo argentino y el triunfo evidente de Milei.

De lo que se trata, en cambio, es de mostrar un rumbo de lucha. El 24 de marzo debe ser un camino para profundizar la movilización popular, no hay otra forma de derrotar al gobierno. Y eso estuvo presente en la multitud que hoy se reunió en todos lados. No es casual que lo que más se cantó fue "fuera Bullrich" y "que se vaya Milei".

¿Y por qué esto? Porque es una comprensión de la incompatibilidad que existe entre el gobierno (por el programa que representa y por los métodos represivos que utiliza) y las aspiraciones populares fundamentales. La derrota del gobierno no va a provenir de un acuerdo entre la izquierda y el peronismo, sino de una intensa lucha de clases que tenemos que promover las fuerzas que estuvimos con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.

Las fuerzas que fueron al acto del kirchnerismo han cometido un grave error; anticipan que desertarán de una lucha revolucionaria en el futuro porque primará una tendencia hacia la colaboración de clases con las fuerzas capitalistas. Necesitamos lo contrario, una intensa lucha para derrotar esta ofensiva del gobierno capitalista en un cuadro en el cual está haciendo agua por muchos frentes. Si uno ve nada más la pérdida de reservas que tuvo el Banco Central, es evidente que el gobierno está en un momento político económico muy complicado.

Esto están mostrando las encuestas de opinión en las cuales el gobierno está cayendo en su imagen positiva y crece su imagen negativa unánimemente. Algunas dan un poco más, otras menos, pero todas marcan que ese es el movimiento general. Tenemos la oportunidad de derrotar al gobierno en las calles y el proceso electoral que se abre tenemos que encararlo en función de ese objetivo estratégico.

No podemos abordar las elecciones como si fuesen un evento separado de esta crisis. De ninguna manera. Tienen que ser abordadas en función del objetivo general: derrotar al gobierno de Milei y con los gobiernos capitalistas que llevaron al pueblo argentino a una situación de calamidad absoluta, como lo demuestra el nivel de pobreza, de explotación, de miseria y de represión al que lo están condenando.

El gobierno dice que desclasificará archivos de la dictadura, para respaldar su relato negacionista
Por una investigación independiente del en manos de los organismo de derechos humanos.