17 días de angustia: Gendarme argentino detenido en Venezuela, sin contacto con su familia

La familia del gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo permanece sin noticias, aumentando la incertidumbre 17 días después de su detención en Venezuela. Acusado de terrorismo por el régimen de Maduro y Cabello, su esposa, María Alexandra Gómez, y su hermano, Kevin Gallo, confirman la falta de novedades a pesar de las gestiones del gobierno argentino, la justicia y la intervención del ex embajador kirchnerista Oscar Laborde.

La angustia es palpable. Tanto María Alexandra como Kevin reportan la ausencia total de información sobre la situación de Nahuel, incluso a horas de Navidad. Las esperanzas de alguna comunicación antes de las fiestas se desvanecieron. María Alexandra expresa su desesperación por la situación, esperando a su esposo junto a su hijo pequeño.

Respecto a la intervención de Laborde, quien intentó entregar una carta de la madre de Nahuel, la familia no ha recibido información sobre su resultado. El Instituto Patria ha tomado distancia de las gestiones de Laborde, quien para algunos actúa como agente de la dictadura cubana.

Hasta el momento, ni las gestiones de Laborde, ni los reclamos del gobierno argentino, ni el exhorto de la justicia han tenido éxito. Se desconoce el lugar de detención de Nahuel, el tribunal que lleva su caso, los cargos específicos y si se le garantiza el derecho a la defensa.

Una luz de esperanza surge de la inclusión del caso de Nahuel en la base de datos del Foro Penal Venezolano, que monitorea violaciones a los derechos humanos. Esto confirma su estatus de preso político.

Nahuel fue detenido el 8 de diciembre al ingresar a Venezuela desde Colombia con todos sus documentos en regla. Su viaje tenía como objetivo reunirse con su esposa e hijo, quienes visitaban a la suegra. Sin embargo, fue detenido y acusado de "planes terroristas" sin justificación aparente. La familia describe su viaje desde Mendoza, pasando por Chile y Colombia, hasta su detención en el puente internacional de Táchira. Desde entonces, solo reina la angustia.