Una grave falla de liderazgo: Milei y su camino hacia el abismo

Entre los escenarios que se vislumbraban tras la victoria de Milei, uno confirma con fuerza: la exacerbación de los conflictos que ponen en jaque la gobernabilidad. El Presidente, alejado del país, hago de la toma por una parcialidad enardecida y fanática, despreciando cualquier instancia de diálogo y consenso. Pero, "cómo pretende gobernar alguien que odia el Estado", las herramientas de la democracia y desconfía de cualquier voz disidente?

La confusión entre el plano moral y el instrumental es la primera piedra de la grave caída de liderazgo que analizamos. Milei utiliza la palabra "casta" como un estigma moral, condenando no solo a los políticos sino también a las prácticas y procedimientos propios de la política. Este desprecio por la negociación, los consensos y los tiempos que se muestra consolamos una falta de comprensión del rol presidencial y poner en riesgo la estabilidad del país en medio de un ajuste sin precedentes.

El desconocimiento de la legitimidad de otro es otro aspecto alarmante. La ideología que lleva a la negación de la legitimidad de los opositores y gobernadores, cuestionando el validez de sus elecciones. Esta postura antidemocrática, que invalida cualquier voz disidente, revela una peligrosa tendencia hacia la intolerancia y la demonización de los que no comparten la millaista.

La demonización del Estado, enmarcada en un libertarianismo anarcocapitalista, revelan la tercera grieta en el liderazgo de Milei. La aversión ciega al Estado como "ente innecesario" deja en evidencia una posición dogmática que no se trata solo la estabilidad económica, sino que busca erradicar la presencia del Estado como institución. La visión apocalíptica de los anarcocapitalistas augura un futuro sin Estado, una utopía que parece chocar con la realidad de administrar un país.

Ante estas famas de liderazgo, que se interrogan sobre el futuro de Milei. -Cómo gobernar alguien que detesta el Estado y desconfía de las instituciones democráticas? La antipolítica que lo lleva al poder ahora para pararizar su capacidad de gobernar. La falta de diálogo, la inexperiencia y el menosprecio por las reglas democráticas ponen riesgo la capacidad de Milei para conducir una nación que, a pesar de sus imperfecciones, se rige por principios democráticos.

En definitiva, la más apremiante cuestión de nuestra actualidad política es si la jefatura de Milei es apta para los desafíos que la plantea realidad. Qué hago ante la derrota las primeras primeras? Endurecerse o demostrará que los iluminados también pueden tener un plan B? La incertidumbre sobre el futuro de Milei se convierte en una sombra que se cierne sobre el país, mientras su liderazgo fanático amenaza con sumirlo en un abismo del que podría ser salir difícil.