El discurso virtual de Sánchez ante una multitud de 200.000 personas reunida en la ciudad israelí, en lo que fue el decimoséptimo sábado de protestas contra el proyecto de reforma judicial, no pasó desapercibido para el Gobierno de Netanyahu, que no tardó en responderle.
 
"Ningún responsable extranjero decidirá por el pueblo israelí, y estoy seguro de que esa no era la intención de Sánchez", declaró el ministro de Exteriores de Israel, Eli Cohen, a través de su cuenta de Twitter.

Irónicamente, el canciller israelí acababa de regresar de una visita oficial a España, donde se reunió con su homólogo José Manuel Albares, aunque en los comunicados oficiales sobre el encuentro ninguno de los dos gobiernos mencionó que se haya tratado el tema de la reforma judicial que impulsa el oficialismo del país hebreo.

El proyecto fue puesto en pausa por el Gobierno israelí el 27 de marzo para enfriar la fuerte crisis política que había provocado, pero con el inicio de las sesiones de la Knéset (el parlamento israelí) este domingo 30 de abril se espera que el oficialismo vuelve a insistir con su aprobación.

En la noche del sábado, Sánchez había participado de las protestas hablando en calidad de presidente de la Internacional Socialista, organización que nuclea a políticos socialdemócratas, socialistas y laboristas alrededor del mundo, y que incluye a políticos israelíes de la oposición.

En su alocución, el primer ministro y líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) dijo que abogaba por "la libertad, la igualdad, la justicia y la democracia", valores que, sugiriendo que eran contrarios a la propuesta de Netanyahu, dijo, "no podemos dar por sentados y que tenemos que promover y defender a diario".

"Como tal, ahora, como siempre, los internacionalistas socialistas apoyamos con solidaridad al pueblo de Israel. Queridos amigos, siempre encontraréis caminos para luchar por la democracia", añadió el dirigente ibérico.

Sánchez no ha sido el único jefe de Estado que ha criticado la iniciativa empujada por la coalición gobernante que comanda Netanyahu junto a partidos ultraortodoxos y nacionalistas, y que quienes la objetan han señalado que debilitaría a la Suprema Corte de Justicia, ya que otorga a la Knéset la capacidad de anular las sentencias del tribunal máximo.

De acuerdo al diario francés Le Monde, durante la visita de Netanyahu al Palacio del Elíseo a comienzos de febrero, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, le habría traslado sus preocupaciones en privado de lo que significaría la reforma para la democracia israelí.

"París podría acabar concluyendo que Israel se distanciaría de la concepción común de una democracia", le había dicho el mandatario francés a su homólogo israelí, según versiones periodísticas, aunque el comunicado oficial posterior del Gobierno francés sobre el encuentro evitó cualquier referencia a estos presuntos comentarios.

En tanto, el presidente estadounidense Joe Biden declaró el 29 de marzo ante reporteros que esperaba que Netanyahu se retractara de la iniciativa. "No pueden continuar por este camino”, sostuvo el mandatario norteamericano en un evento en Carolina del Norte, añadiendo que le había hecho llegar un mensaje al primer ministro israelí a través del embajador de Estados Unidos en Israel.

Ante estos dichos, la oficina del primer ministro israelí envió un comunicado respondiéndole a EEUU asegurando que Israel era "país soberano que toma sus decisiones por la voluntad de su pueblo y no en base a presiones del exterior, incluso de los mejores amigos".

SPUTNIK NEWS.-