La vida y desafío de una riojana por adopción en la Base Esperanza

Vasile durante una entrevista recordó que todo inició por “mi marido que es un suboficial retirado del Ejército. Años atrás fue a distintas bases, anduvo por todas, tuvo ese privilegio. Un día me dijo que le habían ofrecido para ir y ser encargado de la Base Esperanza. No fue fácil saber que me tenía que ir a un lugar donde no hay nada. Gracias a que mis hijos dijeron que si, que querían conocer acepté. Esto fue en el año 2011”.

Agregó que “al principio mi hijo quería ir, luego dijo no, fue duro dejarlo. Fue una experiencia muy linda”. Viajó con su marido y sus hijas mellizas.

Vasile contó además que tenían una fecha de partida pero no de regreso a su antiguo lugar de residencia, “no se puede salir de la Base. El tiempo no permitía que vaya ningún barco. Nosotros salimos de Buenos Aires a Gallegos. Ahí estuvimos 10 días. Luego fuimos a Marambio porque el tiempo no ayudaba para que podamos salir. Con mis hijas salimos en una especie de avioneta y directamente bajamos en el medio del glaciar”.

Añadió que “iba (a la Base) con trabajo ya que gracias al Ejército, fui encargada de la secundaria, tenía a cargo a todos los chicos que la cursaban en ese momento y un grupo que estaba en la final de primaria”.

Acotó que en el 2011 durante su estadía vivían unas 10 familias. A su vez detalló las áreas que se encuentran en la Base como así también los profesionales que llevan adelante su trabajo.

“Estuvimos un año ahí”, lamentándose que no se volvió a repetir la experiencia de regresar al lugar.

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